Situada en una calle tranquila dentro de la urbanización Guadalmina Baja, esta mansión ofrece un estilo de vida incomparable. Muy cerca de la playa y rodeado de comodidades, incluidos dos campos de golf de 18 hoyos, hoteles de 4 estrellas, un colegio bilingüe y un centro comercial con diversos servicios, personifica la vida de lujo. A sólo 4,9 km de Puerto Banús, la residencia ocupa una generosa parcela de 3.853 metros cuadrados, con una parte sustancial dedicada a aparcamiento privado, con capacidad para 20 coches. El camino de entrada, que abarca 965 metros cuadrados, cuenta con drenaje superficial para una funcionalidad óptima.
Con un pozo privado con una capacidad de 4 litros por segundo, la propiedad ofrece vistas panorámicas de la exuberante naturaleza y vegetación, libre de tejados vecinos y perturbaciones del tráfico. Ubicado a 60 metros de la calle, reina la tranquilidad. El jardín, meticulosamente mantenido, emplea fertilizantes orgánicos, lo que realza su atractivo ecológico.
Con 1.138 metros cuadrados de superficie habitable, la mansión cuenta con seis amplios dormitorios principales y dos dormitorios de servicio, cada uno con su propio baño en suite. Además, abundan las comodidades, que incluyen una oficina, ascensor, estudio de pintura y sala de planchado. Un garaje cubierto ofrece refugio para dos vehículos, mientras que un sótano de 200 metros cuadrados, actualmente en fase de obras grises, ofrece un potencial versátil.
En esencia, esta mansión representa el epítome de una vida refinada, combinando tranquilidad, lujo y conveniencia a la perfección. Ya sea para relajarse en un entorno sereno, disfrutar de actividades recreativas o entretener a los invitados con estilo, esta residencia ofrece un estilo de vida de comodidad y sofisticación incomparables.
Guadalmina baja se separa de la zona comercial de Guadalmina Alta por la carretera A7, y del municipio de Estepona por el Rio Guadalmina.
En sus orígenes, Guadalmina Baja era una plantación de caña de azúcar, hasta que Norberto Goizueta reconoció el potencial turístico de la zona, y desarrollo no solo el campo de Golf, si no también el hotel Guadalmina, a fines de los 50 y principios de los 60, que aún conserva su prestigio debido a su proximidad a la playa y a su hermosa vista a los campos de golf que lo rodean.
Las aéreas de alrededor del hotel fueron parceladas para la construcción de villas de lujo, demandadas en gran parte por los madrileños que venían a Marbella en búsqueda de tranquilidad, privacidad y cercanía tanto al mar como a las zonas comerciales. Algunas aras, como bóvedas romanas del siglo 3, han sido protegidas del desarrollo urbano, para preservar y asegurar un entorno único apto para el disfrute del ciudadano.
Guadalmina Baja cuenta con su propia iglesia, la Capilla de la Inmaculada, que alberga a estudiantes internacionales de distintas instituciones, tales como el Colegio Español, el San Jose, etc.